El que se aburre de todo (y rápido)

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El otro día, un compañero lúdico al que aprecio mucho estaba observando la ludoteca de nuestro club, que hemos conseguido formar a lo largo de dos años. La observaba atento, pensativo, como si esperara que los juegos le hablasen. Algunos de los que hay allí aún no los conocemos bien, y hay algunos cuya caja aún no ha sido tocada siquiera, ni hay indicios de que vaya a ser tocada en un futuro próximo. Me acerqué a él preguntándole si estaba decidiendo de qué juego quería montar su próxima partida. «No», me respondió, «sólo estaba preguntándome para qué necesitamos tantos».

Es una realidad de la que todos, poco o mucho, hemos sido conscientes alguna vez. Vivimos en un mundo donde la tiranía de la novedad nos hace aburrir las cosas rápido. Quedarnos con algo demasiado tiempo, en general, nos produce ansiedad. La misma clase de ansiedad que aparecería en el cuerpo si nunca pudiéramos hacer zapping con un televisor. La yuxtaposición masiva y sin sentido de cosas ha convertido en prácticamente imposible centrarnos en una sola, sea cual sea. En otras palabras: nos ha dispersado la mente.

Si el lector es escéptico a ese discurso, le sugiero que observe cómo evolucionan las críticas hacia los juegos en foros, blogs y lugares parecidos. Generalmente tienen un ciclo bastante bien definido: en la novedad, aparecen los incondicionales asegurando que va a ser la gran revolución lúdica que nadie debe perderse (acaso sea esa sensación lo que ellos mismos definen como hype, criptograma que aun no he logrado descifrar). Luego aparecen algunas reseñas francamente buenas, y el producto tiene una bolsa bien definida de seguidores. Si hay suerte y una buena campaña, el producto se comercializa bien, y llega a nuestras estanterías.

Quizás el punto de inflexión es cuando aparece el primer detractor. Al principio es una voz discordante, casi marginal, pero muy pronto aparecen dos o tres personas que la apoyan. Finalmente, pasados unos meses (tengo la sensación psicológica, quizás falsa, de que ese tiempo va encogiendo escandalosamente), la deflación es total. Ese mismo juego encumbrado hasta la exageración es ahora destrozado hasta la hilaridad. Lo que tenía que ser una revolución lúdica ha sido ampliamente superado por la última novedad, que por supuesto cumplirá exactamente el mismo ciclo.

Lo que verdaderamente me tiene impresionado de esta secuencia es que, por aquel entonces, los defensores del producto han desaparecido completamente. Es más: quizás ni ellos mismos recuerdan que lo fueron, ni por qué.

Pero luego, quizás en una dimensión distinta, están los clásicos. Esos extraños objetos que aparecen cada 100 años (más o menos) y que resisten todas las embestidas del tiempo. No importa lo crítico o lo escéptico que se sea. Siempre hay ese juego, esa película, ese libro, esa experiencia vital o ese amor que nadie en su sano juicio discute. Esas excepciones de la naturaleza que cancelan el aburrimiento y aceleran el paso de las eras de un modo casi impertinente. Esos talismanes vivos que son demasiado dignos como para que su nombre sea maltratado en un foro o en una red social. Esas piezas que hacen que todas las demás sean notas a pie de página.

Yo no vivo con la esperanza de que aparezcan más. Me conformo con comprender las que ya han aparecido. A ver si era eso lo que en realidad estaba pensando mi compañero.

– Sr. Sturgeon, ¿no le parece a usted que el 90 % de la ciencia ficción es basura?
– Sí. Pero tenga presente que el 90 % de todo es basura.

Publicado el 13 marzo 2014 en General y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 12 comentarios.

  1. Lo más gracioso es que a veces los defensores y hypeadores del juego son los que reniegan de el cuando pasa un tiempo. A mi , por ejemplo, los de Vis Ludica me vendieron el Die Burgund o el A Few Acres … En su día los pusieron por las nubes y ahora dicen q son caca… No le veo el sentido

    • Es eso mismo, mirodlo, que nuestra pasión por las novedades nos confunde hasta el punto de llevarnos a la peor duda de todas: la de saber si realmente sabemos lo que queremos, y lo que esperamos, de un juego, una obra o una persona.

      Gracias por leer y comentar.

  2. Completament d’acord en tot.

  3. Comparto la opinión de gran parte del escrito, pero como bien comentas, no creo que sea sólo una cuestión lúdica, más bien de la vida misma. Yo soy de la opinión que todo va a rachas, que hay temporadas que estás más predispuesto y otras menos. Las novedades siempre están ahí para llamar nuestra atención pero siempre tendremos esos cuatro o cinco juegos «referencia» que no caerán en el olvido :).

  4. Ets_bonissssssssssssssim

    bueno, amb els jugadors del barça passa el mateix, avui son cracks i demà deixalles. Per altra banda, a mi no em passa això d’emocionar-me amb algo nou i de desprendre’m de lo vell tan facilment… Sense anar mes lluny, continuu anant amb mobils Alcatels (sí, sí, Alcatel té un smartphone jaja) i vaig ser l’última persona a espanya a tenir connexió 56 k… (ai, com enyoro aquell soroll del modem…!) En fi, per mi podem jugar al Risk bilions de cops. O al «memoir», pero com sempre perdo aquest ja em costa més jeje. Dit aixo, gran blog, millor persona! 😀

    • Ni idea de qui deu haver escrit aquest comentari. 😀 😀 Alcatel? Mòdem 56kbps? És que sense voler he publicat al 2003? Tan debò, érem més joves i ens ho passàvem més bé 😛

  5. En mi blog escribí un artíuclo sobre esto,no recuerdo el título,creo que era algo como «el afán coleccionista en videojuegos y juegos de mesa» (quién sabe,quizá lo has leído). Y tal y como dije en ese texto,creo que lo ideal es comprar solo todos aquellos juegos a los que vayas a jugar como mínimo algunas veces al año,y todos o casi todos los años.
    Por un lado,a mi me gustaría tener algunos juegos más,pero mi sentido común me dice que no es bueno gastar demasiado dinero en caprichos,y que una vez tenidos los juegos favoritos de cada uno,luego empiezas a bajar el listón…y si no se para a tiempo,llega un día en el que se gasta el dinero en juegos que en realidad no te gustan (de ahí que la gente se deshace de material en el mercadillo de la bsk y sitios así)..
    Además,a mi me parece que el porcentaje de juegos que no me interesan lo más mínimo, es en realidad muy superior al 90 por cien.

    • Creo que yo también me acerco bastante al porcentaje que comentas. Luego estamos los que aprovechamos «las sobras» y sacamos partido de esa tendencia para agenciarnos juegos bonitos a precio algo reducido.

      No había leído la entrada que comentas, pero lo he hecho a raíz de que tú me lo hayas sugerido, buscando por tu blog (offtopic: te animo a continuar escribiéndolo), y ciertamente nuestras posiciones están bastante cerca. 🙂

  6. Interesantísima reflexión. Muchas veces me he visto en ese mismo brete y he sucumbido.
    ¿Por cierto, esas fichas de qué juego son? ¿Está bien? ¿Es una novedad?
    ¡Dios son romanos! ¡¡¡Lo necesito!!!
    🙂

    • Un saludo, Pedro, y gracias por comentar.

      Las fichas son de Pocket Battles, un juego amado y odiado a partes iguales. Hay tematización no sólo de romanos y celtas (en la imagen), sino de muchos otros (orcos vs elfos, confederados vs yankees, etc.). A mi particularmente me gusta, aunque opino que el veradero juego aquí es la construcción del ejército en sí. Luego lo veo un poco más limitado, pero es interesante.

      Un abrazo.

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